De una mirada ingenua.

De una mirada ingenua,
cuaderno de mi pequeño viaje a tu interior.
Camino por los valles que parecieran inhóspitos en un principio,
cálidos al tacto después.
Fluye río rojo,
caudaloso de sensaciones,
baja enchido por el deshielo,
las cimas heladas de tu corazón se deshacen llorando de ilusión,
una ilusión que no soy yo.
Río rojo,
raudal de sentimientos,
corre presuroso a desembocar en mar tranquilo,
mar que no soy yo.
En las vueltas del camino hallo un árbol,
me acoge suave en la frondosa sombra de tu conocimiento,
caen sus hojas formando un libro en mis manos,
habla de tu esperanza, de tu futuro,
en el hay un nombre escrito,
un nombre que no es el mío.
No soy mar!
No soy ilusión!
No soy nombre grabado en el corazón!
Soy ave nómada,
viajera incansable entre las almas,
curiosidad en las alas,
inquietud entre las plumas.
Posarme en la rama de algún árbol,
en el cauce de algún río,
en la base de algún espejismo,
en el instante de un solitario,
en la quimera de un loco,
en el deseo de extraños,
pero nunca en nada hacer nido.
Efímera visita la mía
al país de tus maravillas,
no por ello menos extraña,
me llevo de ti risas y lágrimas,
me dejo un trocito del alma.

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